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jueves, 24 de febrero de 2011

Diferencias culturales: ni mejor, ni peor, tan solo diferente

Primer día de escuela para mi hija menor. Su escuela es conocida por la diversidad de culturas, porque acoge a estudiantes de todos los países de todo el mundo. Y, tal vez por ello, para no perder la referencia de la propia nacionalidad, todos los días, una vez que toca la campana de entrada, saludan a la bandera y cantan el himno argentino. Es el ritual. Para los que no somos de acá, es un ritual un poco largo. Para los pequeños que no son de acá. pero que participan en el ritual, con el tiempo, terminan incorporando a Argentina como parte de su nacionalidad.



Miro a mi alrededor: profesora colombiana, estudiantes pakistaníes, hindúes... solo mi hija es brasileña. La madre de la niña hindú usa una bufanda tapando su cabeza, gafas de sol, y un burka negro desde los pies a la cabeza. El marido, a su lado, vestido con un traje y corbata. La miro y pienso: “pobre, toda tapada con este calor...”, para pronto corregirme, recordándome a mí misma que ella también nos debe mirar a nosotras en vestidos, pantalones jeans y el pelo suelto y debe de pensar lo mismo. O tal vez piense: “pobres maridos, cuyas mujeres andar por ahí mostrándose...”

Todo es cuestión de desde donde miramos. Obvio, ¿no? No siempre. Siempre miramos al mundo desde el lugar donde nos encontramos. En la misma mañana, hablaba con una madre que me pregunto si había sido difícil mi adaptación acá. Le dije que sí, que los argentinos y los brasileños somos muy diferentes. Ella me pregunto por que. Le dije que los argentinos son mucho más fríos que los brasileños. Cambiando de tema, le dije que nos habíamos ido a EE.UU. en las vacaciones. Ella me pregunto si había sido difícil mi tiempo allá, si me llevo bien con ellos. Le dije que si, me llevo bárbaro. Ella se sorprendió: si digo que los argentino son mas mas fríos que los brasileños, los estadounidenses, ¿entonces? Explico que los estadounidenses son mas parecidos a los brasileños, son mas amigables al principio, y en un segundo, y en un tercer momento, y estarán siempre preocupados en no ser descortés o grosero, no permitirán que la otra persona se sienta excluida, pero... no va más allá. Mientras que los argentinos no son nada preocupados si te sentis incluida o no, tampoco se preocupan por caerte bien, ni si van a ser rudos o groseros: ¡serán sinceros del principio al fin! Y solo serán más simpáticos cuando ya haya una relación más o menos establecida. Si sos un desconocido, ellos te mirarán sin registrar tu existencia.
Cuento siempre una anedocta de la época que trabajaba en la petrolera Esso. He trabajado para la misma empresa en Brasil y en Argentina, y en las dos sucursales yo tenia una evaluación anual de desempeño. En Brasil, mi jefe me dijo que yo era una profesional maravillosa, pero que tenia que trabajar en mi diplomacia, porque era muy frontal y no decía las cosas de la mejor manera. Acá, en la misma evaluación, mi jefe me dijo que yo era profesionalmente irretocable, pero que tenia que trabajar en mi asertividad, porque no era clara lo suficiente para expresar lo que pensaba, y estaba todo el tiempo muy preocupada con la forma de decir las cosas, cuando lo importante era el contenido. ¿He cambiado? Podría ser... pero apuesto más a las diferencias culturales.
Hoy estoy más adaptada e integrada a la manera argentina de ser. Incluso creo que estoy un poco como ellos. Pero somos muy diferentes, y al principio me volvía a casa llorando todos los días, sintiéndome tratada mal. Cuando comentaba con otro argentino lo que había pasado, él pensaba que no me habían maltratado, sino que yo estaba muy sensible con toda la mudanza de país, etc. A riesgo de un posterior cambio de opinión, hoy digo que veo a los estadounidenses mucho más parecidos a los brasileños: en un primer momento, muy agradables, pero no van más allá de eso. O mejor, van, pero con el tiempo.
Otro punto que llama atención en la diferencia cultural se refiere a las relaciones. Acá las relaciones tardan mucho más en darse, pero cuando se dan, te aceptan como sos, con cualidades y defectos. Uno tiene el derecho de errar, y errar, y errar, porque te van a retar a full, pero la relación seguirá. En Brasil, no: las relaciones se producen con mucho más facilidad, pero si uno hace algo que al otro no le gusta, por ahí te bancan por un tiempo, y probablemente no te dirán nada (¡no queda bien!), pero cuando te des cuenta, la amistad se perdió. Somos amigos de todos y, al mismo tiempo, no somos amigos de nadie. En Brasil, es la forma de lo que se dice o se hace que importa. Acá, el contenido es más importante. ¿Mejor acá? ¿Mejor allá? No lo sé. Solo diferentes.
¡Y uno también debería de ser capaz de mirar al mundo desde los ojos de los demás! ¡Hace bien! El ejercicio de la empatía. Entender que hay mil maneras de ver la misma situación y que la verdad o la razón es, en cuanto a cultura, un concepto relativo (a “quien”, a “cuándo”, a “donde”). Algunas veces no podremos negociar, pero en otras podremos flexibilizar un poco nuestro punto de vista para encontrarnos con el otro “a mitad de camino”. ¿Por qué no? Después de todo, ampliar los horizontes es enriquecedor. Reconocer y respetar que hay algo más allá de lo que está adelante de nuestras narices. Y también aceptar, integrar esa otra realidad a la nuestra, formar parte y ser parte. La verdad tiene muchas caras: uno elige cual mirar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ME ENCANTÒ!!! lei el ultimo parrafo varias veces!! y estoy muy de acuerdo en mucho de lo que expresas!

Atte.

Marcelo Callejas
=)

Gastön Pęcznik dijo...

¡Al fin unos párrafos..! Abro unas cuantas veces a la semana tu blog y ya me parecía mucho tiempo sin artículos para tus lectores...
Siempre es un placer leerte Marcia.

Sin duda las diferencias culturales existen, pero en ocaciones me ha sucedido de sentirme ciudadano del mundo más que de una ciudad particular. He conocido personas increiblemente parecidas a mí en Estados Unidos, en España, en Italia y en Polonia... De veras, aunque creo en las diferencias culturales, creo más aún en las diferencias/semejanzas entre las personas. No sé, es una idea.

Una cosa muy loca que me pasó mientras te leía fue que en el párrafo en donde ponés: "incluso creo que estoy un poco como ellos" me resultó chocante, pues yo te siento como una de nosotros (argentinos)y el ellos me hizo ruido... en fin.
besos, a ver si nos vemos pronto!