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lunes, 16 de agosto de 2010

¿Quién cree en previsiones?

¿Vos crees en previsiones? ¡Yo no! De ningún tipo: ni tarot, ni I-Ching, ni lectura de manos o lectura de la borra del café. Hasta ahora, creo en Astrología porque ella todavía no me defraudo (los astrólogos sí, pero la herramienta, ¡no!). Creo en ella, pero tampoco la puedo explicar. Cuando me preguntan "¿pero cómo funciona?", lo máximo que puedo responder es "por sincronicidad", para usar una explicación corta, que no explica mucho, ¡pero que es ampliamente usada en el medio! Y generalmente esa no es mi respuesta patrón. Muy sinceramente digo simple y objetivamente "no lo sé, solo sé que realmente funciona". Y esa es la verdad más transparente que encuentro para contestar a quién me hace esa pregunta.

Volviendo al tema, no creo en futuros pre-escritos, en destinos, en fatalidades, en métodos adivinatorios. Creo en el ser humano y en su capacidad de construir su propia vida, ¡punto! Pero basta que yo me encuentre en una situación en donde entre en juego algo que yo quiero mucho, o que yo tema mucho, y que involucre espera, que yo apelo para todo: dados, suerte, nombre en el papel, tarot, lectura de café... ¡Cualquier cosa! Y creo que eso se deba al hecho de que todos necesitamos tener (o creer que tenemos) todo bajo control, incluso aquello que no podemos controlar.

Pero qué buscamos con esos métodos adivinatorios, mismo los menos crédulos, ¿en situaciones "límites"? Una respuesta que nos saque de nuestra ansiedad, que nos calme, que nos tranquilice. Un "si", un "no", un "tal vez", algo que nos saque de la espera, que anticipe resultados, como si el futuro estuviera escrito y pudiera ser leído por alguien que está más allá de uno, como si el futuro tuviera un registro etéreo que algunos seres especiales pudiesen leer en dadas condiciones, siguiendo ciertos rituales. Como si el futuro no fuera una creación diaria y conjunta.

Odio la vida monótona y previsible, pero también odio la incertidumbre del devenir. ¡Soy ansiosa! ¡Odio esperar! Conozco mucha gente como yo. Atiendo como astróloga mucha gente que quiere una respuesta que, si no fuere la que esperan, seguirán buscando otros medios hasta confirmar aquello que desean. ¡Natural! Y por ahí eso también es lo bueno de los métodos adivinatorios: como no hay nada escrito en piedra, aun que la respuesta para lo que esperamos sea negativa, podemos seguir esperando que aquel método, o el lector de aquel método, este equivocado. Y si la respuesta es positiva, podemos festejar anticipadamente, relajarnos un poco, por lo menos por algunas horas, ¡hasta que de vuelta la ansiedad y el miedo nos ataquen!

Por ahí en eso está la magia de lo místico, de lo indescifrable: cualquiera que sea la respuesta nos calmará, o no, pero no será definitiva, hasta que la realidad nos de la última palabra. Y esa respuesta, cualquiera que sea, nos ayudará a seguir esperando. ¡Qué bueno que inventaron esas cosas para distraernos mientras esperamos...!

¿Vos crees en métodos adivinatorios? ¡Yo no! Pero a veces, sí...

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