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miércoles, 11 de agosto de 2010

Otra história como tantas más...


Ando revolviendo mis cuadernos ultimamente, como pueden ver! Y entre textos y poemas, encuentro escritos perdidos de mi propia autoria, cosas que  me parecen lindas y nunca antes he publicado. El que sigue lo escribi en 24 de junio de 2006. Espero que les guste!

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Y a cada nuevo movimiento suyo ella volvía a cuestionarse si lo que elegía creer era viable, aceptable o posible. ¿Por qué motivo estaría ella engañándose en esta relación? ¿Qué podría estar rehusándose a dejar atrás?
Esas preguntas todavía no tenían respuestas, pero su corazón le exigía una actitud urgente. Se rehusaba a aceptar tal condición de abandono, desamparo y silencio. No soportaba mas silenciar sus necesidades y ausencias, deseos y sentimientos siempre constreñidos por aquel “algo” que ella misma desconocía y no podía definir.
En su mente todo era muy claro. Ella sabía bien para donde iba y que esperaba encontrar al final de la ruta: una respuesta, una nueva dirección, un nuevo camino a seguir. Que camino sería, ella todavía no sabía. Pero se sentía cansada de haber dejado el corazón tomar la dirección de su vida, habiendo pagado siempre un precio tan alto por ello.
Siempre creyó que la vida no valía la pena si no era vivida intensamente. Así, fue intensamente feliz en muchos momentos, pero también sufrió intensamente en muchos otros. Y no conseguía determinar cuánto de dolor o de amor había vivido. Pero era solamente de esta manera que lograba sentirse viva, era así que había aprendido a vivir. Entonces, se dejo conducir por el corazón y soporto las angustias del amor por muchos años. ¡Hasta que se canso!
Creció, maduró, envejeció y concluyo que prefería no tener nada a tener poco. Cuando entro en esta relación, hace muchos años, pensaba estar abandonando la vida de incertidumbres afectivas, de intensidades, para encontrarse con la paz y la tranquilidad de un amor seguro. En aquel entonces, ella ansiaba por un amor que le completara el alma entre cuatro paredes, y afuera de ellas también. Sin embargo, la realidad se mostro atravesada de silencios, indiferencias, desaires, desprecios, y hoy ella ya no sabia si lo amaba o si era algo enfermizo que la mantenía junto a él. “¿Por qué es necesario llorar para lograr algún afecto?”. Ella sentía su corazón agonizar mientras su mente buscaba una respuesta que la liberara de la angustia provocada por esa pregunta.
Por otro lado, ella se miraba y no entendía que había en ella que la hacía desearlo y rechazarlo a la vez. No entendía porque se resistía a sus investidas amorosas después de haberse peleado tanto por ellas durante tanto tiempo. Sabía que el rechazo no era por falta de deseo, pero no podía hacer de otra manera. “¿Por qué no?”. Una pregunta mas que se quedaría sin respuesta.
Sin salida, ella buceaba en una nostalgia sin fin. Se perdía en recuerdos de un pasado no tan lejano y revivía momentos felices de su vida! Personas que pasaron, sueños que se fueron, besos y abrazos, promesas no cumplidas, algunos encuentros, muchos desencuentros… Extrañaba…! Sin otro recurso, desaguaba en lágrimas incontrolables, que bañaban su rostro por completo en donde fuera que ella estuviera.
A pesar del dolor, no se victimaba. Sabía que su vida era el resultado de sus elecciones. Reconocía ser su opción adormecerse y despertarse al lado de aquel hombre, que juraba amarla, pero se mostraba incapaz de exponer sus sentimientos. Sabía que él no era capaz de permitirla vivir el amor que decía sentir por ella y que a su lado desfrutaría apenas de una soledad acompañada. Aun así, no podía partir. 
Intentando amenizar la ausencia afectiva de su vida, se ahondaba en libros. Ansiaba por un conocimiento inalcanzable, creía poder sustituir el “sentir” por el “saber”. Soterraba su mundo emocional y sus carencias afectivas en conocimiento sin darse cuenta de que estaba apenas huyendo de sí misma. Buscaba el mundo material, que le permitía controlar y explicar lógicamente las pérdidas y ganancias. Mantenía su sanidad mental ensordeciéndose a las suplicas de su corazón, que le pedía que no abandonara el único derecho verdaderamente suyo: de sentirse amada y feliz.
Paradojalmente, se agarraba a la creencia de que debía de haber algo mayor por detrás de todo eso, algo que la estaba preparando para la llegada de alguien especial, que a encontraría lista, entera, sufrida, pero madura, dispuesta a renunciar, a romper modelos, a escuchar, a callar, a hacer lo que fuera necesario para vivir un amor real y posible, aun que no fuera ideal ni perfecto. Se preparaba para el momento en que el amor la encontraría y, mientras tanto, apenas seguía en frente, sonriendo, llorando, cumpliendo con todas sus obligaciones, siendo la mejor persona que sus dolores y angustias permitían.
El cansancio la dominaba. Necesitaba dormir. Ya estirada en su cama, cerró los ojos y pensó en el nuevo y largo día que estaba por comenzar en pocas horas. Luego estaría otra vez involucrada con inúmeras tareas y aquella noche seria apenas un recuerdo. Disfrazaría los ojos hinchados con maquillaje y estamparía una linda sonrisa en la cara, convenciendo a los otros y a ella misma de que, a pesar de todo, era feliz.

1 comentario:

Gastön Pęcznik dijo...

Hola Marcia, me encanta encontrarte en este espacio profundo y reflexivo.
Es extraordinario verter sobre el lenguaje algunas de las imágenes que conforman nuestra visión del mundo ¿no? mundo interior, exterior, anterior, ulterior.., de todos ellos nos nutrimos para construir las pequeñas escenas de nuestra realidad... y que nos invites a catar la tuya con elegancia y buen gusto, se agradece amablemente.
Gastön Pęcznik